Las Estrellas que no contamos

 



Pero ante su ausencia el espacio no quedó vacío, sino que en una chispa se fusionaron los destinos de nuestras vidas alternas, y lo irreal tomaba más fuerza para asediar mi mundo sin ella, …fantasmas que me seguían de cerca, llevándome en escalas grises a esos amaneceres que nunca vimos y a los momentos de los que nunca reímos, castigándome por todas las estrellas que no contamos en el tejado …algún viernes de abril, y por la sombra de nuestros rostros que nunca vimos reflejarse juntos en el fuego, que debimos encender de noche en la playa.

Pero no teníamos de otra que vivir con eso, sabiendo que éramos el quizás en la historia de alguien más, una posibilidad difícil o ya extinta, que de todo menos de consuelo serviría, porque el corazón nunca ha comprendido porcentajes, ni sabe de estadística.

—Gabriel Brito

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